(…) Bajo un letrero que indicaba que el acceso era privado, colgaba de la puerta un póster de una estación abandonada de tren con aires palaciegos que nos llamó poderosamente la atención. Era una estación enorme rodeada de montañas. Una preciosa marquesina se apoyaba sobre pilares metálicos. Parecía una estación siberiana, con las vías cubiertas por nieve y con el tejado de pizarra y las ventanas llenas de hielo. Roger no soltaba la mano de María. El hombre de la gorra que se llamaba Isaac se percató de la sorpresa que nos produjo el póster. Mientras Joan accedía al interior de la barra y nos ofrecía una infusión, que aceptamos gustosamente, Isaac nos explicó el significado de aquella fotografía: – Aunque parezca una estación de la estepa rusa, esta estación comunicó durante muchos años ambos lados del Pirineo. Fue para muchos la puerta del infierno durante la Segunda Guerra Mundial y para otros significó la puerta de la libertad gracias a las desconocidas redes de evasión que está usted investigando.- En aquel momento nos dimos cuenta de que acabábamos de encontrar lo que estábamos buscando. – La Gestapo y las SS alemanas se mezclaban en esta estación con miembros camuflados de esas redes para evadir represaliados de un lado y otro de la frontera. Por esas vías Franco mandaba a la Alemania nazi vagones cargados de volframio extraídos de las minas de Galicia. Con este mineral los alemanes blindaban sus tanques y cañones. Como pago el gobierno de Franco recibía a través de esa misma estación, toneladas de oro robadas a los judíos de Polonia y Alemania. Todas estas operaciones de traspaso de frontera, y otras muchas, eran aprovechadas para sacar republicanos de España y para evadir judíos de la Francia ocupada. Eran operaciones de alto riesgo milimétricamente preparadas. Pero el valor de las personas que las organizaban y que intervenían en ellas era infinitamente superior al riesgo que pudieran correr. La libertad para ellos no tenía precio, y el miedo no formaba parte de su código de honor. Un código adquirido como compromiso por haber luchado en una guerra y no haber podido liberar a este país de la barbarie fascista. Detrás de esta puerta hay un pasillo por el que se accede a dos habitaciones cargadas de historia. Hace un tiempo habilitamos una de ellas para albergar a Roger. La otra la utilizamos un grupo de nostálgicos para acumular viejos recuerdos. Cruzar esta puerta es como traspasar la estación internacional de Canfranc en busca de la libertad. Esta estación del Pirineo de Huesca es como un símbolo para nosotros, al igual que Roger es un referente vivo de aquellas operaciones de evasión. – Mientras Isaac hablaba, Roger, permanentemente aferrado a la mano de María, guardaba silencio, como si no quisiera entorpecer las explicaciones de su amigo.- Si lo que buscan es historia basta con cruzar esta puerta. (…) Fragmento de la novela “La caja de membrillo” Fotografías realizadas el 16 de agosto de 2011.